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Pedro II de Aragón entrega su heredero a Simón de Monfort



 

CARCASONA, enero 1211. En una humillación de la que es difícil encontrar precedentes, el rey de Aragón ha pactado con el conde y jefe cruzado Simón de Monfort el casamiento de su hijo Jaime (3) con la hija de éste, Amicia. Además, por si no fuera poco el desprestigio que supone para un rey comprometer a su heredero con la hija de un simple conde, Pedro II también ha acordado enviar al niño a la corte de Monfort, en Carcasona, cuando lo usual en estos casos es que sea la mujer la que abandone su hogar para instalarse en la corte de su prometido. Y si estas polémicas decisiones no fueran suficientes, se ha sabido que Pedro II ha cedido al jefe cruzado el señorío de Montpellier, la ciudad que ha aportado a la corona el matrimonio del rey de Aragón con María de Montpellier.


Los analistas ven en estas decisiones un drástico agravamiento de la debilidad que el conflicto entre católicos y cátaros está provocando en el monarca aragonés, un conflicto convertido en guerra brutal desde que el papa Inocencio III declaró la cruzada hace año y medio, y que ya ha vivido episodios tan sanguinarios como la conquista de Bèziers (1209). La inesperada gravedad del conflicto con los cátaros (que en honor a la verdad hemos de decir que Pedro II lo heredó por la política occitana de su padre Alfonso II) ha ido acorralando a la joven corona aragonesa, que ha visto como en poco más de una década ha pasado de ser considerada una potencia regional a encontrarse vasalla de la Santa Sede y a tener en contra al grueso de la nobleza aragonesa.


Los consejeros del rey alegan en su defensa que Pedro II no está haciendo más que mostrar su adhesión al papa y a Roma en el conflicto con los cátaros. En esta estrategia se inscriben la infeudación de todo el reino de Aragón ante el papado, las presiones continuas a sus vasallos del sur de Francia para que abandonen la protección a los cátaros y ahora la entrega de su hijo al jefe cruzado. Sin embargo, estas decisiones han levantado las protestas de los nobles aragoneses, que ven como la política del rey de Aragón y conde de Barcelona no solo no les está beneficiando en nada, sino que además está debilitando de forma importante al reino. A ello se añade el malestar de la nobleza occitana, quienes alegan que el rey está faltando al deber feudal de ayudar a sus vasallos cuando éstos son atacados por un tercero.


Y ahora, en medio de todo este embrollo, Pedro II parece haber decidido jugar su última carta; casar a su hijo y heredero Jaime de Aragón con la hija del jefe cruzado, una decisión extraordinariamente arriesgada, porque ¿qué pasaría si Pedro II muere estando su heredero en manos de Simón de Monfort? ¿Se declararía rey a Jaime con la regencia de Monfort, que a su vez es vasallo del rey de Francia? En definitiva, ¿será Aragón otra pieza más que Felipe II de Francia incorporará a su cada vez mayor reino?

 

 

IMAGEN SUPERIOR: PEDRO II Y SIMÓN DE MONFORT, DE IZDA. A DCHA.

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