PARÍS, 1213. Cuando se cumple medio siglo del inicio de la construcción de la nueva catedral de París (1163), la fábrica ya tiene finalizado el ábisde y el coro (lugar de inicio de las obras) y la nave se encuentra prácticamente concluida. Ahora, en los primeros años del siglo XIII es cuando empieza a levantarse la fachada oeste del templo, de la que destacan dos características del nuevo estilo que se llamará gótico; la construcción de dos torres en la fachada lugar de una sola y la división de la misma en tres cuerpos a pesar de que el templo tiene cinco naves. Ambas características, que ya aparecieron en Chartres, serán copiadas en la mayoría de programas constructivos posteriores.
La catedral de Notre Dame comenzó a construirse en 1163, al mismo tiempo que comenzaba la centralización del reino con los Capetos y que Luis VII se empezó a llamar rey de Francia en lugar de rey de los francos. El lugar dónde se ubica es una localización de larga tradición sagrada, en la Isle de la Cité, donde ya los celtas realizaban ceremonias religiosas, los romanos construyeron un templo en honor de Júpiter y donde se levantó una de las más antiguas iglesias cristianas por parte del rey franco Childiberto I, en 528, una basílica que será sustituida por una iglesia románica que perduró hasta que en 1163 comenzaron las obras de la actual catedral.
La fachada, como decíamos, está compuesta por tres cuerpos con sus respectivas puertas, con dos torres gemelas situadas sobre las puertas laterales. La puerta principal, la central, está dedicada al Juicio Final, estando las otras dos dedicadas a la Virgen y a Santa Ana. Las torres alcanzarán una altura de 70 metros, sumándose a la monumentalidad del sencillo pero colosal edificio, que mide 127 metros de longitud y 48 metros de anchura.
Por estas fechas París, ya sin duda la más importante ciudad de Francia, está experimentando una evolución acorde con la del propio reino de los francos, que desde estas momentos pasará a llamarse reino de Francia. Un reino que, con los Capetos, ha pasado de apenas controlar la región que rodea París a expulsar a los ingleses de la mayoría de sus dominios en el continente, con lo que ha multiplicado por ocho la extensión sobre la que domina el rey de Francia. Acompañando a esta evolución, la capital también está experimentando un crecimiento y un embellicimiento acorde con el nuevo estatutos del rey francés, tanto antes sus súbditos como de cara al exterior. Francia está naciendo con Notre Dame y Notre Dame está naciendo con Francia.
En este sentido Felipe II Augusto está dando a la ciudad un impulso muy importante, del que destaca la construcción de una nueva muralla para proteger los barrios surgidos al albur del crecimiento de la ciudad. La muralla de Felipe Augusto engloba una superficie de 253 has. y se extiende por 2,5 kilómetros a cada lado de las orillas del sena. En la parte norte de las defensas, donde se encuentra el punto más débil de la muralla, Felipe II ha construido la fortaleza del Louvre, con un dujón o torre fortificada para vigilar el lugar por donde históricamente han atacado los normandos. Durante los 20 años que ha durado la construcción de la muralla y la fortificación, el coste se ha elevado a 14.000 libras, aproximadamente el 12% de las rentas anuales del reino. Adicionalmente, se sigue avanzando con el pavimentado de las calles, que a principios del siglo XIII ya es muy frecuenta en la Isle de la Cité y comienza a extenderse a ambas orillas del sena, que es donde se ubican los edificios que componen la universidad de París, la más importante y la más antigua de toda la Cristiandad.
La muralla dará servicio de defensa a París por más de 400 años, y cuando entonces sea desmantelada por el continuo crecimiento de la ciudad, su perímetro dará forma a los grandes bulevares que construirá Enrique IV, allá por 1590.
IMAGEN SUPERIOR: FACHADA OESTE DE LA CATEDRAL DE NOTRE DAME
PLANO DE PARÍS A COMIENZOS DEL SIGLO XIII