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Crece el malestar de la nobleza aragonesa con sus nuevos reyes



 

ZARAGOZA, otoño 1208. Los principales linajes de la nobleza aragonesa ya no ocultan su descontento con las políticas implementadas por los herederos de Ramón Berenguer IV, el conde barcelonés que se casó con Petronila, hija de Ramiro II de Aragón, y cuyos descendientes ocupan el trono de la monarquía desde hace cuarenta años. Un resquemor que apareció al final del reinado de Alfonso II y que ha explotado con su hijo Pedro II, a quien acusan de favorecer claramente a los condados barceloneses y a la Cataluña Nueva en detrimento de Aragón.


Los primeros años del reinado de Alfonso II fueron bien recibidos por la nobleza aragonesa, con acciones tan lucrativas como la expansión hacia el sur con la conquista de Caspe , sobre el rio Ebro, y la creación del concejo de Teruel (1172), prácticamente a la altura de Cuenca, donde se encontraba la avanzada del vecino reino de Castilla. Pero muy pronto, a finales de esa misma década, la política giró hacia Occitania, donde Alfonso II intervino en ayuda de sus familiares y para consolidar nuevas expansiones en el sur de Francia, como fueron sus enfrentamientos con el conde Raimundo V de Tolosa, acciones todas ellas con grandes beneficios para la nobleza catalana y ninguno, o muy pocos, para la nobleza aragonesa.


Pero el punto de ruptura se alcanzó en 1204, cuando en su lucha por arrebatar a su esposa María los derechos sobre la ciudad de Montpellier, y para demostrar al papa Inocencio III que estaba de parte de la iglesia católica ante el auge de la herejía cátara, decidió infeudar todo el reino de Aragón ante la Santa Sede. La decisión, que entre otras obligaciones conlleva el pago de exacciones a Roma, y por lo tanto el desvío de una parte de las rentas señoriales, desató las reclamaciones de los nobles aragoneses ante Pedro II. ¿Qué ganaba la aristocracia aragonesa con la infeudación del reino? ¿A cambió de qué iban a pagar nuevos impuestos los señores de Aragón? Pedro II reaccionó tomando importantes medidas que favorecían a los nobles aragoneses, como fueron la transferencia de "honores" y derechos sobre tenencias, una política que ha elevado al máximo el endeudamiento del reino de Aragón.


Esas decisiones apaciguaron momentáneamente los ánimos de las influyentes casas dominantes, como las de Luna, Alagón, Cornel, Urrea y Ladrón, a las que habría que añadir otras secundarias pero también importantes, como las de Maza, Lizana o Azagra. Pero todo ello ha quedado sin efecto tras la proclamación de la cruzada contra los cátaros, la llamada cruzada albigense, y que por mor de aquel vasallaje obliga al reino de Aragón y a sus señores a intervenir en la guerra que se avecina.


Los analistas inscriben estas tensiones dentro del proceso más amplio, y que afecta a toda la Cristiandad, de afianzamiento de las monarquías feudales sobre los potentes magnates de sus reinos, un proceso que, en una u otra medida, siempre supone la cesión a la monarquía de derechos o jurisdicciones hasta entonces potestad de unos nobles de los que el rey era solo un primus interpares, uno más pero con el apoyo o consentimiento del resto de magnates. La definitiva separación del monarca y su supremacía sobre las clases dirigentes está en el origen de la mayoría de los conflictos bélicos del momento, y se desarrollará con distintos ritmos a lo largo de toda la Cristiandad. Por ejemplo, los problemas que está sufriendo Pedro II en Aragón contrastan claramente con el poder que su sobrino Alfonso VIII está alcanzando en Castilla, donde los pilares de una futura monarquía nacional están cada vez más asentados.

 

 

 

IMAGEN SUPERIOR: PERSONAJES CARACTERIZADOS DE NOBLES EN LAS FIESTAS DE LOS AMANTES DE TERUEL

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