ROMA, 11 noviembre de 1215. Con fecha de hoy han dado comienzo las sesiones del concilio ecuménico convocado por el papa Inocencio III. El concilió se prolongará durante más de un año, hasta que se clausure el 30 de noviembre de 1216. El concilio, cuya principal finalidad es establecer un programa contra la proliferación de las herejías, también es considerado como la proclamación de un programa político acorde con la situación de preeminencia del papado y del reino de Francia dentro de la Cristiandad tras la victoria de Bouvines. Por primera vez, la iglesia determina que los judíos deberán llevar marcas o ropajes especiales que los distingan de los cristianos. Dada la mejora de las comunicaciones, el concilio de Letrán IV fue el mayor de toda la historia de la iglesia, pues el número de altos cargos eclesiásticos que asistieron superó los 1.200, con más de 400 obispos y más de 800 abades asistentes.
Sin duda, el tema principal del concilio ha sido la lucha contra la proliferación de las herejías que dividen a la Cristiandad y destruyen la doctrina católica. Los cátaros o albigenses en el Languedoc, los valdenses en Francia o los joaquinistas en Italia son las desviaciones más importantes en estos momentos y que han salido de sacerdotes católicos que han interpretado las escrituras de forma heterodoxa. Para luchar contra ellas, se han establecido una serie de cánones que afectan a la formación del clero, la doctrina de la iglesia y la disciplina eclesiástica. Por ejemplo, es la primera vez que aparece el término transubstanciación para explicar la presencia de Dios en la misa, se establece por primera vez la obligación de confesión y comunión al meno una vez al año y se prohíbe la creación de nuevas órdenes religiosas (al respecto, recordamos que la de Francisco de Asís fue autorizada solo verbalmente en 1211). Las disposiciones también han afectado a los judíos, a los que se obliga a vestir con ropas que los distingan, además de prohibir que los cristianos realicen contratos con ellos. Finalmente, se ha ratificado el llamamiento a la Quinta Cruzada que Inocencio III realizó en abril de 1213, y que pretende atraer al recién nombrado emperador Federico II Roger, y la continuación de la cruzada contra los cátaros, algo demandado por Felipe II de Francia para ampliar sus dominios en el sur del país.
En el concilio también se ha condenado la Carta Magna que los barones ingleses rebeldes obligaron a firmar a Juan I de Inglaterra el verano pasado, pues la iglesia la considera vergonzosa, al tiempo que declara inaceptable que se limite la jurisdicción de un señor feudal vasallo de Roma.
El Concilio de Letrán IV es considerado uno de los concilios más importantes de la Edad Media, sino el que más importantes. Sus disposiciones, tanto en lo que se refiere a la lucha contra las herejías como a la cruzada o la disciplina eclesiástica, marcarán los acontecimientos de los próximos años, afectando a las siempre conflictivas relaciones imperio-papado, incorporando el Languedoc al reino de Francia o con la creación de la inquisición pontifica.
El IV Concilio de Letrán es el decimosegundo concilio ecuménico de la iglesia, siendo el primero el Concilio de Nicea en 325 y el último y vigesimosegundo el Concilio Vaticano II de 1968.
IMAGEN SUPERIOR: CONCILIO DE LETRAN IV, OBTENIDA DE WIKIPEDIA